Lo que aprendes después de 25 años de torneos (a base de golpes)
Después de más de 25 años organizando torneos, te juro que he visto líos que podrían haber salido en Camera Café versión golf. Y casi todos se podían haber evitado.
11/23/20253 min read


Lo que aprendes después de 25 años de torneos (a base de golpes)
Te lo digo sin rodeos.
Después de más de 25 años organizando torneos…
y 20 años al pie del cañón cada fin de semana, uno detrás de otro…
he visto casi todo lo que se puede ver en un campo de golf.
Y casi todo lo que me ha pasado —lo bueno, lo feo y lo surrealista—
se podría haber evitado con unas buenas bases.
Pero claro, eso lo pensé después.
Cuando ya había vivido de todo:
Que si láser sí, láser no.
Que si “en mi grupo dicen que es stableford, ¿no?”
Que si uno juraba que eran amarillas, otro que blancas, y otro que “a mí me dijeron en recepción otra cosa”.
Que si el desempate era siguiendo el Libro Verde…
o por los últimos 9…
o por los últimos 6…
o por “el criterio del comité”, que siempre suena a castigo divino.
Que si el hándicap válido era el de ayer, el de hoy o el de cuando se apuntó.
Que si el premio se podía recoger o había que estar presente.
Que si el buggy se podía usar “pero solo en algunos casos”.
Y ya ni te hablo de la gente que discute el ritmo de juego… o lo interpreta según le conviene.
Si te digo la verdad:
al principio me daba rabia.
Luego me hacía gracia.
Ahora, después de tantos años, sé que no es culpa de la gente.
Es culpa de no dejarlo todo claro desde el principio.
Por eso, después de tanto torneo, tanta pifia y tanto aprendizaje, tengo clarísimo algo:
Las bases no son un papel.
Son un salvavidas.
Cada torneo que sale mal, sale mal por lo mismo:
porque falta claridad.
Y por eso, hoy, no quiero que te pase lo mismo a ti.
Y sí, ese soy yo con veintipico años en plan pollo, con un señor holandés a mi lado. Mi ídolo.
Si vas a organizar un torneo —grande, pequeño, social... lo que sea—, asegúrate de incluir, sin falta, lo que yo ya considero sagrado:
1. Información general que no dé margen a la imaginación:
– fecha y lugar (con dirección),
– inscripción clara (link o QR),
– precio socios/no socios,
– extras (buggy, trolley),
– fecha límite,
– devoluciones,
– lista provisional de inscritos,
– un enlace único donde esté todo.
2. Reglamento que no deje huecos ni para respirar:
– quién puede jugar,
– modalidad exacta,
– barras por categoría,
– dónde se publican los horarios,
– reglas locales,
– láser sí o no (esto debe estar grabado en piedra),
– uso de buggies y caddies,
– método de desempate (y cuál, no “depende”),
– ritmo de juego y sanciones,
– plazos de reclamaciones,
– protocolo por lluvia, tormenta o suspensión.
3. Categorías bien definidas
y si no puede ser porque necesitas saber participantes... fecha de cuando saldrán las categorías.
4. Premios claros
y si hay que estar presente o no.
5. Código de conducta
(esto me ha salvado de más de un drama).
6. Comité de la prueba
y la cláusula de “podemos modificar lo necesario por el bien de la competición”.
Cuando esto está bien hecho, no lo notas.
Cuando falta… arde Troya.
Y te confieso algo:
en los clubes que usan Golf Directo he visto que publicar todo esto dentro de la app —reglamento, barras, horarios, categorías— ha reducido en un 90% las dudas y discusiones.
La gente lo ve desde el móvil, lo consulta, y punto.
Incluso con live scoring al momento, que ya es droga dura para muchos.
Después de 25 años, si tuviera que resumirlo en una frase sería esta:
Lo que te arruina un torneo no es el tiempo, ni el campo, ni un mal día.
Es no tener las bases en orden.
Evítate disgustos.
Hazlas bien.
No repitas mis errores.
Nos vemos en el campo.
P.D. Si necesitas inspiración, avísame y te paso la guía definitiva que he hecho para que lo tengas todo controlado, y te la paso gratis.


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